Fiestas Patrias en las Torres del Paine y Patagonia Camp - DIA 2

sábado, 5 de diciembre de 2009 Publicado por Unknown


6:30 suena el despertador y arriba!, ducha rápida (que ricos los productos de tocador que tienen, son con aloe vera y romero, los jabones y las cremas son espectaculares, el shampoo y bálsamo todavía no los pruebo), vestirse con la mejor ropa de trekking, cargar la mochila con agua y algunas barritas de cereal y salir. El día está perfecto, despejado, claro, tibio y sin viento, desde la ventana de nuestro yurt se ven los Cuernos del Paine.

Vamos al “lounge” a tomar desayuno, algunos de nuestros compañeros de aventura ya están ahí. Voy a servirme un café y por andar mirando el paisaje di vuelta media taza en la mesa y el piso, sin heridos, nada de que preocuparse, una anécdota que pronto será olvidada. Mantequilla de verdad, pan tostado, frutas, queso, pasteles..mmm.. era como para estar tomando desayuno toda la mañana... pero no podíamos quedarnos mucho tiempo, teníamos que ir a buscar nuestro “box lunch” para la caminata.

Pasadas las 7:30 nos subimos a la van y partimos...” es como una hora de camino en auto hasta la hostería” (que es donde parte la caminata) nos dice el guía. Como el día estaba despejado, los paisajes eran aún más lindos, paramos en un lugar donde había una espectacular panorámica de los Cuernos, con reflejo en la laguna incluido, tomamos un par de fotos e incluso se nos acercó un zorro. Todos saltábamos de la emoción por el paseo.

Después de un buen rato de andar en la van, viendo ñandús y vicuñas en el camino, llegamos a la Hostería de las torres (raro, pero es parte de una estancia privada que queda dentro del parque nacional) y ahí empezó todo en serio.

Tomamos los bastones y en fila india empezamos la caminata “vamos a parar cada 50 minutos o 1 horas más o menos”. El primer tramo me dejó con la lengua afuera y una temperatura corporal de unos 70 grados... calooooor.... me había abrigado demasiado, menos mal que me había vestido en capas.

El camino hacia la base de las torres es precioso, hay bosques, precipicios, arroyos, roqueríos y para nuestra suerte hasta algo de nieve, difícil de describir, mejor vean las fotos y juzguen por ustedes mismos.


La caminata es dura, no imposible, pero dura, hay mucha pendiente, roca y tierra suelta, a eso hay que agregar que te demoras casi 4 horas en subir... Lo mejor es disfrutar del paisaje y no mirar el reloj.

Cuando llegas arriba ves recompensados todos los sufrimientos, hay una laguna de esas verde-gris en la base de un roquerío y desde la parte opuesta de donde estás parado, en la otra orilla de la lagunita ahí están, majestuosas, las Torres del Paine. Y como la suerte estaba de nuestro lado (buen clima) no había nubes en la parte de arriba, así que disfrutamos del mejor espectáculo.

Sacamos nuestros sándwich y tuvimos un almuerzo “con vista a las torres”... mejor imposible.



Tuvimos una aparición angelical cuando San Marcelo (nuestro guía) sacó un termo con agua caliente y preguntó si alguien quería un café... aaahhhh!... ha sido el mejor nescafé de mi vida...

Después de comer y de la sesión de fotos respectiva, comenzamos a bajar. Uno siempre piensa que lo que más cuesta es subir, pero en realidad en este caso, lo que más cuesta es bajar. Si antes no te habían dolido las rodillas ahora de seguro más de alguna molestia vas a sentir.

Pero igual vas disfrutando del paisaje y lento pero seguro siempre vas a llegar. El pobre Flaco, con su rodilla hecha añicos (rotura de ligamento cruzado) igual subió e igual bajó, veníamos siempre últimos en el grupo (por nada del mundo dejo al Flaco solo, aunque ganas no me faltaban porque ya me venía medio gritando, yo creo más que nada por el cansancio) . Me dolían las piernas y los pies, en ese momento agradecí andar aparte de las zapatillas de trekking con calcetines especiales, si no, ni les cuento como me hubiesen quedado los pies.

Volvimos a nuestro punto de partida, todos felices y cansados, orgullosos de la hazaña realizada (sobre todo porque el resto del gran grupo ni quiso ir). Después de ir al baño, sacudirnos el polvo y sacarnos el barro de las zapatillas nos subimos nuevamente a la van para volver al Camp. El viaje de vuelta fue eterno, todos cansados, apretados y muertos de hambre (más encima pensando en el asado que nos estaba esperando)

Llegamos pasadas las 21:00, el resto de la gente (los que no fueron a la base de las torres) ya estaban hace rato instalados comiendo. Nos dieron unos minutos para que nos ducháramos antes de cenar, los tomamos, necesitábamos algo de agua tibia en el cuerpo (aunque hubiese sido mejor un baño de tina con sales, pero no había tiempo si queríamos comer)

Después de una rápida ducha, fuimos al comedor para cenar… ay! Nos dolían tanto las piernas que no éramos capaces de caminar para ir a buscar nuestros trozos de asado, pero el Flaco se hizo el valiente y fue por el asado para los dos.

Comimos, tomamos buen vino y de ahí a la cama de nuevo…. dormiiiir

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